De Cádiz a Barcelona, de Almería a Coruña o de Las Palmas a Menorca podemos hacernos una idea de la difícil, compleja e inédita situación de crisis global que ha originado el coronavirus en la vida de todas las personas. El alumnado andaluz lo ha experimentado en primera persona con la situación de confinamiento y, por ejemplo, la transformación en sus rutinas de aprendizaje. En el caso de los ciclos formativos sociosanitarios, esta crisis ha implicado de lleno a sus futuras profesiones, poniendo de relieve la importancia esencial de los trabajos que velan por la salud y los cuidados de las personas.
Pero tal vez la comunidad educativa no haya tenido la oportunidad de ampliar el enfoque sobre lo que está ocurriendo, de reflexionar sobre el modo en que esta crisis afecta a otras poblaciones del planeta. En este sentido, ¿cómo puede impactar la pandemia por COVID-19 en una región de El Salvador donde la neumonía es la segunda causa de mortalidad? Del mismo modo, tomando el caso de Guatemala, resulta revelador considerar la influencia de la elevada desnutrición infantil en la incidencia de la enfermedad. Y si añadimos que en ambos casos la población indígena (con variables como vivir en el medio rural y ser mujer) está en peor situación a nivel económico y social, el escenario se complica aún más. Pero, al mismo tiempo, podemos plantearnos qué fortalezas habrá en estas comunidades centroamericanas para afrontar este reto global sin precedentes en la reciente historia humana, que ha puesto patas arriba nuestros sistemas sanitarios, la forma de relacionarnos, la economía, nuestras vidas…
Al girar la vista hacia nuestro continente vecino del sur, nos surgirán otras tantas cuestiones sobre la forma en que esta crisis puede repercutir en algunos países. Por ejemplo la RD Congo, inmersa en una continua crisis humanitaria por el conocido ébola y los conflictos armados. O Nigeria, donde el agua potable es un bien escasísimo y la tuberculosis una enfermedad extendida. ¿De qué forma puede Kenia hacer frente al coronavirus, mientras acoge en su capital a cientos de miles de personas refugiadas de África del Este? Y en Malí, ¿como se verán afectadas las mujeres cuando ya cuentan con una salud sexual y reproductiva muy mermada?
Proponemos, con esta nueva actividad del programa trazada a través de seis casos de estudio, un paseo crítico y reflexivo en torno a diferentes lugares en el mundo y el reto que supone hacer frente a la crisis global que ha originado la COVID-19. Realidades diversas y seguramente muy diferentes a nuestro día a día, que ofrecen pistas sobre la vulnerabilidad que existe en otros contextos para afrontar este desafío colosal, sobre todo para determinados colectivos y personas, pero al mismo tiempo sobre la capacidad que hay en todas partes para superar adversidades: eso que llamamos resiliencia.
Esta actividad trata de humanizar las profesiones sociosanitarias aportando una posibilidad de reflexión crítica, global y holística sobre esta pandemia
La actividad sugiere, a su vez, un ejercicio de análisis sobre un comunicado de prensa de varios organizaciones de las Naciones Unidas que alertan sobre la necesidad de protección de las personas migrantes, apátridas y refugiadas. Así, su lectura nos conducirá a recapacitar sobre la importante de proteger los derechos y la salud de estas personas en un contexto como este, la necesidad de que los gobiernos del mundo garanticen esa atención a todos los individuos por igual y la posibilidad de que estas personas contribuyan a dar una respuesta a la pandemia a través de sus habilidades y recursos, entre otras consideraciones.
Con esta propuesta de educación para el desarrollo, desde Farmamundi buscamos contribuir a que la comunidad educativa, especialmente el alumnado de ciclos formativos sociosanitarios, adopte una mirada global sobre lo que está sucediendo, reflexione sobre cómo en otros lugares –sobre todo desde los sistemas sanitarios– se podría hacer frente a esta crisis global, con sus vulnerabilidades y fortalezas, y analicen cómo algunas personas y colectivos se verían más afectados. En definitiva, se trata de contribuir a humanizar su futura profesión aportando una posibilidad de reflexión crítica, global y holística sobre esta pandemia.